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Hemos llegado a Aswán donde está la famosa presa. Los compañeros del barco o la mayoría de ellos van a visitar Abu simbel pero salen a las 2 de la mañana y decidimos que en esta ocasión prescindiremos de ir. 
Tras el desayuno quedamos con mar y con Edu una pareja de Madrid, para irnos por nuestra cuenta a visitar la Isla Elefantina en faluca. La faluca es una embarcación tradicional muy sencilla con una velita triangular. Para llegar hasta el puerto cogemos un taxi y allí conocemos a nuestro barquero nubio Ali. Le despertamos de su siesta y accede a llevarnos por lo que queramos hasta la Isla Elefantina. Durante el camino nos cuenta que ayer celebraron una boda, que es cocinero, que es su restaurante, cuando hay turistas cocina con agua mineral y cuando son egipcios con agua del Nilo. Es un sol con una sonrisa preciosa. 
La isla Elefantina alberga alguna momia, y restos de antiguos templos, incluyendo el Templo de Jnum. 
Por la tarde vamos a visitar un poblado nubio. Como no hay viento a la faluca la remontan para salir de la orilla. Luego nos subimos a bordo de una motora con unos chicos novios que nos deleitan con música de ayer hoy y siempre de las mejores discotecas españolas a todo volumen. 
La mejor parte es cuando ellos con panderos y darbucas cantan canciones egipcias y les acompañamos con los coros. Alrededor de la barca niños en tablas de surf que usan trocitos de madera como remos se acercan hasta nosotros y cantan canciones. 
Los chicos de la motora nos invitan a un refresco y por primera vez encontramos cerveza a precio razonable. La primera parada es en una parte del río donde los turistas y los novios se bañan, como si fuese una playa. También hay un montón de chicos que venden souvenirs pero también por primera vez en el viaje se tratan sin agobios. Teo empieza a recopilar sus tesoros del viaje. 
De aquí nos llevan hasta el poblado nurio. Ahí nos reciben un grupo de chicos con unas motos que llevan un carrito en la que nos montamos unas cuatro personas en cada una y no suben por toda la colina hasta llegar al mirador desde el que vemos el Nilo el desierto y la presa de Asuán. 
¡Van como locos! Son una mezcla de juventud, querer agradar al turista y no perder demasiado los papeles.
Nos acercan hasta la escuela del poblado donde el señor Omar nos enseña los números y el abecedario en árabe y en nubio. Hay examen y Teo escribe muy bien su nombre. 
Tras la correspondiente propina vamos a una casa Nubia donde nos reciben con té de menta pan casero y gatos y cocodrilos. Además nos hacemos tattoos de henna. 
Cansados pero contentos volvemos hacia nuestro barco con los chicos de la barca motora. 

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